domingo, 26 de agosto de 2012

EL MIEDO A LA ASFIXIA

Hacía tiempo que no lloraba. Siempre que lo he hecho en este año eran por cosas de penas, tristezas o simplemente bajones que me daban. Hace unos minutos he dejado de llorar y me he sentido en la necesidad de volver a escribir en este pequeño espacio personal que me sirve como terapia.

Cada uno de nosotros, tenemos (o nos imponemos) nuestras propias limitaciones. Unos tienen vértigo, otros tienen miedo al agua, al fuego, a los animales o a los espacios cerrados o abiertos. Yo, tengo claustrofobia. Sigo subiendo en ascensor, aunque una vez me quedé encerrado más de una hora en uno (hace solo tres meses). En esa ocasión, estuve con mi madre y no se que hubiera pasado de estar yo solo, encima sin móvil ni nada. También tengo miedo a los espacios muy concurridos. Si voy a algún centro comercial o a algún mercadillo tengo que buscar un sitio que esté bastante despejado o no aguantaré mucho tiempo dentro de ese lugar, ya que me agobia estar rodeado de mucha gente alrededor y por eso no soy muy amante de las discotecas en las que se juntan cantidades ingentes de personas. Mi limitación es que debido a todo eso (también tengo vértigo, pero esa es otra historia) he soñado muchas veces con que me moría ahogado, o me asfixiaba o me faltaba la respiración y no encontraba solución al problema. Para otras cosas, soy capaz de reponerme o de luchar o de enfrentarme a esas situaciones, pero ésta me supera.

Más de una vez he soñado con que me sumergía en el mar y luego no alcanzaba la superficie, mientras me iba faltando la respiración, otras veces me quedaba encerrado en el ascensor sin que nadie me escuchara o bien vivía situaciones en las que la falta de respiración eran las protagonistas y siempre me levantaba de ese sueño (más bien una pesadilla) sudando abundantemente, con el corazón a cien y temblando. Es verdad que hace tiempo que no tengo ese tipo de sueños (ahora tengo otros, a cada cual más extraño) pero el miedo a volver a soñar eso siempre está ahí.

Mi pesadilla recurrente o mi temor es a morir asfixiado. Prefiero morir de cualquier otra manera pero no así. Para mí, sería la peor manera de fallecer. Sería como una profecía cumplida y no quiero que eso ocurra. Se que todo es psicológico y que todavía soy joven y lo puedo superar pero aunque para otras (como el vértigo) tengo muchas ganas de vivir experiencias que me hagan enfrentarme a esos miedos y temores, con el tema de la respiración creo que va a ser más complicado. Me encanta el mar, me encanta el agua y me encanta nadar pero siempre sobre la superficie. No me gustan las aguadillas, ni bucear, ni nada de eso, porque seguramente me volverían los viejos sueños respecto a ese tema.

Todo esto viene porque ayer mi sobrino se atragantó con un trozo de fruta. Afortunadamente, no fue nada grave y mi hermana lo solucionó metiéndole los dedos en la garganta. Yo, para otras cosas habría sido más valiente, pero ese tema me acobardó, me dio miedo, me impidió reaccionar y por eso quiero hacer un curso de primeros auxilios que al menos me de la confianza de tener algunas herramientas con las que poder solucionar en un primer momento, coyunturas de ese tipo. Es la única manera de poder sentirme tranquilo y tener confianza de que si vivo alguna situación parecida, algo podré hacer, no me quedaré con los brazos cruzados y no me dejaré vencer por el miedo.

Por otra parte, me ha venido bien llorar porque siempre que uno llora le sirve para depurar el alma y limpiarla de elementos dañinos.

Un beso.