Cuando Zapatero fue entrevistado en la revista Zero en julio del 2002, dijo "matrimonio si, adopción ya veremos". Esas cinco palabras, ya sonaban esperanzadoras, aunque no quedara claro, si el PSOE apoyaría el derecho de adopción de las parejas homosexuales. 3 años después de esa entrevista, Zapatero como Presidente del Gobierno y máxima autoridad del Partido Socialista, promulgó la ley de matrimonios homosexuales, que no solo nos equiparaba en igualdad de derechos a los matrimonios heterosexuales, sino que nos daba la posibilidad de adoptar también en igualdad de condiciones. Aunque como presidente durante los ochos años que fue, se le pueden achacar muchas cosas (ese es otro tema), es una de las personalidades españolas que más ha hecho por la amplitud de derechos y libertades, que hasta ese momento, se les habían negado.
Lamentablemente, no todo podía ser de color de rosa y el PP en connivencia con la Iglesia y con organizaciones ultracatólicas y ultraconservadoras como Hazte Oír o el Foro de la Familia, interpuso un recurso de inconstitucionalidad contra la ley creada por el PSOE en el 2005. Durante los primeros años de esa ley, asistimos a distintas celebraciones capitaneadas por las organizaciones anteriormente nombradas y por distintos miembros del PP que defendían un modelo de familia heterosexual y donde sólo ese tipo de unión se podía considerar "matrimonio". Tuvimos que aguantar que se dijera que si los homosexuales podíamos casarnos, la familia estaría en peligro, que para eso, que permitieran los matrimonios entre personas y animales y hasta tuvimos la lamentable intervención del señor Aquilino Polaino que dijo que los homosexuales y lesbianas procedían de familias desestructuradas, donde los padres eran uno borrachos, con trastornos emocionales y no se cuantas sancedes más. Esos si que fueron unos años de verdadera infamia para un partido que está demostrando, que para ellos, los ciudadanos solo son votos y que en verdad solo les importa lo que les digan los de arriba aunque para ello tengan que mentir, maltratar e insultar a muchas de las personas que los votaron.
Afortunadamente, hace unos días, el Tribunal Constitucional, decidió que la ley era constitucional y ajustada a derecho y que la Constitución, "no contiene un concepto de matrimonio” sino “que se limita a reconocer el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio en plena igualdad jurídica, con la evidente finalidad de consagrar la plena igualdad de la mujer en el matrimonio, rompiendo así con una tradición secular”. Además, que "no prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo, simplemente no se refiere a él”.
Ha sido una incertidumbre que ha durado 7 años, que podría haber provocado un daño irreversible de haberse declarado inconstitucional, que podríamos haber perdido más de 40 años de lucha si el resultado hubiera sido adverso y lo más importante, que todas las personas que se casaron gracias a la ley, podrían haber sufrido graves consecuencias por ese motivo y encontrarse en un limbo legal, sin vuelta atrás.
Afortunadamente, todavía uno, puede seguir confiando en la justicia, y sentirnos orgullosos de ser uno de los siete países europeos, donde se permiten las bodas del mismo sexo, algo que ha venido acompañado de la buena noticia de que el Consejo de Ministros Francés ha aprobado la ley de matrimonios sexuales. Paso a paso, se van consiguiendo las cosas. La recompensa tarda en llegar, pero cuando llega, saber mejor.
Desde aquí mi más sincera consideración a todos aquellos que llevan luchando décadas por este derecho. A vosotros os dedico este humilde artículo.
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