martes, 18 de junio de 2013

COMO UNA FARFALLA (MARIPOSA)

A lo largo de nuestra vida, vivimos una especie de transformación (ya sea física,psicológica o las dos a la vez) en la que rompemos todos nuestros esquemas internos para construir unos nuevos o modificar los anteriores y poder adivinar que es lo que no funcionaba de nuestra existencia pasada. De alguna manera, sentimos una llamada interna, que nos pide que cambiemos de chip, que no sigamos por ese camino que no es el correcto y que seamos valientes en escoger otro, aunque nos toque empezar de nuevo. Ese camino puede estar lleno de trampas (¿y que camino no lo está?) pero cuando lleguemos al final, las recompensas pueden ser muchas y muy buenas. Yo estoy en uno de esos momentos en los que he decidido iniciar una nueva andadura por una senda antes entonces, no transitada y por ahora la cosa no me ha ido nada mal. No se si será el karma, no se si será el aura, no se si simplemente es mi cambio en el estado de ánimo (aunque un bajoncillo de vez en cuando no me lo quita nadie) pero desde ese momento las cosas han ido a mejor y me han ocurrido varias cosas buenas en mi vida que deseo que tengan consecuencias positivas en el futuro, ya que soy de los que piensan y confían, que una vez que se empieza a escribir una historia, ésta debe tener un final feliz.





Haciendo referencia al título de mi artículo, podemos hablar de la transformación que sufre alguien, cuando deja de ser oruga para convertirse en una bella mariposa. Yo, no se si seré una oruga o un capullo (o si es lo mismo), pero si que se, que estoy iniciando los primeros pasos para convertirme en una bella farfalla (mariposa en italiano). Aunque esto suene mal, es así. He llegado a una edad en la que creo, que debo de dejarme de tonterías y ser yo en el que empiece a modificar mi yo interior, potenciando mis cosas buenas y modificando mis cosas menos buenas (una autoestima baja, inseguridades, miedos…). La verdad, es que el hecho de que próximamente voy a estar casi tres meses fuera de casa (por primera vez en mi vida, durante tanto tiempo), me va a venir muy bien para iniciar esa transformación interior, ya que todo mi contexto, mi ambiente, la atmósfera en la que yo me muevo, cambiará por completo y será un importante desafío que tendré que superar, sin la ayuda de mi familia y de mis amigos. 



Tengo que decir, que este cambio de chip, se debe gracias a todas aquellas personas que desde hace ya un tiempo vienen dándome fuerzas para que ya de una vez, sea capaz de mirarme al espejo y no vea solo mis defectos, sino todo aquello que puedo aportar a los demás y que siempre he pensado que no servía para nada. Gracias por vuestro empeño, no será en vano.


Por último, quería ofreceros esta canción que tiene mucho significado para mí, ya que la letra responde muy bien a todo ese proceso que estoy sufriendo y como su propio nombre indica, se títula Vola (Vuela). Espero que os guste.



domingo, 2 de junio de 2013

A LO QUE LLAMAN CINE

Hace unos minutos, he tenido la oportunidad de leer el excelente artículo de Elvira Lindo llamado "Cine de resistencia" (os lo recomiendo) y desde luego ha realizado un certero diagnóstico de la situación actual del mundo del cine en la sociedad de hoy en día. Por diversos motivos, muchos (entre los que yo me encuentro) hemos abandonado la costumbre de ir al cine en detrimento de ver las películas por otros medios y esto se debe a diversos factores que han llevado a esta situación. La crisis ha sido una de ellas, la subida del IVA ha sido otra y en mi caso (y en muchos casos más) el no tener trabajo y los suficientes medios económicos como para permitirme una costumbre que hasta hace unos años era algo casi imprescindible en mi vida y que hecho de menos a día de hoy.



Sea como fuere, miro hacia atrás y me doy cuenta como hace quince años, proliferó la creación de cines  por doquier. No había ciudad, pueblo, barrio por pequeño que fuera que no tuviera sus cines. Ya fueran  más humildes o macrosalas con multitud de pantallas, todos los centros comerciales de nueva creación tenían las suyas propias, sin importar ni costes ni medios. Al principio, los "cines de autor" aguantaron la embestida ya que ofrecían un cine diferente, alejado de las masas pero con un público fiel. A cinco minutos de mi casa tenía el cine Astoria, una sala pequeña en la que disfruté como un enano de cine coreano, cine iraní, cine danés, cine francés y también de cine español más minoritario y menos comercial. Pocos años después, el cine cerró tras veinticinco años de historia dejando a muchos huérfanos de un cine más íntimo y menos  palomitero. Sí, proliferaron las filmotecas en las que por un módico precio podías ver o volver a ver películas que o bien se habían estrenado en cine con una trayectoria comercial desigual o que ni siquiera se habían estrenado, pero este método también decayó hace un par de años, salvo en las grandes ciudades que todavía se sigue ofreciendo este servicio.


 Yo, fui uno de los que siempre defendí que existieran diversas posibilidades para todos aquellos que no nos pudiéramos permitir ir al cine todas las semanas y sobre todo desde la subida del euro donde antes se pagaba 500 pesetas por un día laborable y ahora, salvo excepciones, el cine no  cuesta menos de 6 euros un día del espectador. Si es verdad que ahora las salas de cine son más espectaculares que hace diez-quince años, pero como todo, lo que tiene un principio también tiene un final y ese final parece que está llegando.



A día de hoy, raro es la ciudad en la que no se han cerrado salas de cine. Todo lo que sube también baja y ni siquiera las grandes macrosalas han soportado la acometida que la crisis ha causado en el mundo de la cultura. En Alicante, desde el 2000 han cerrado seis salas de cine de toda la vida (ubicadas en el centro de la ciudad). Ya en el 2010, se cerraron un grupo de macrosalas después de doce años de completo funcionamiento y el pasado año cerraron las de la cadena Cinesa de un centro comercial ubicado en el Puerto de la ciudad con buenas vistas y al que nunca se le ha sabido sacar partido después de llevar trece años abierto. Eso indica que nadie está a salvo de la crisis, incluyendo grandes ciudades como Madrid y Barcelona. 

"Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después" (Stanley Kubrick)

Muchos han sido los factores que han  llevado a todo esto, pero creo que por lo que yo opino se ha desvirtuado la idea de lo que es el cine visto como un mero entretenimiento, como una simple alternativa de ocio con la que pasar el tiempo y poco más. Yo soy de los que opino que ir al cine no es solo entretenimiento, es CULTURA, es una costumbre social, incluso cuando uno va solo al cine, puede acabar perfectamente comentando la opinión de una película a la salida con personas que no había visto nunca o más tarde con los amigos, con conocidos, con vecinos. Podríamos decir que ir al cine también es un acto social porque se comparten sentimientos, pensamientos, ideas, vivencias, experiencias. Estoy seguro de que dos personas por mucho que se conozcan no tendrán el mismo punto de vista sobre la misma película, porque no solo influye las dos horas en las que se ha estado viendo ese film sino también su estado anímico, su situación personal, etc...y todos de alguna manera cuando vemos alguna película siempre buscamos paralelismos entre lo visto en la pantalla y nuestra propia vida, en ocasiones incluso cuando salimos de ver una película de superheróes o de acción desenfrenada o una comedia sin pretensiones. A todo eso, es a lo que yo llamo CINE en mayúsculas y a lo que me gustaría volver en un futuro próximo y que ahora "gracias" a Internet se ha perdido ya que nos bajamos una película (yo el primero y nadie puede decir "de esta agua no beberé") y como mucho la comentamos por wassap, por Skype y poco más. Se ha perdido bastante de esa interrelación público-cine-intercambio de opinión  y creo que los distribuidores no solo deberían pensar en los jóvenes de palomitas y Coca-Cola sino en los que también amamos ver cine de otras latitudes, de otras culturas que nos toca surcar otras vías para acceder a ese cine más minoritario y no por ello menos importante. Ahora mismo  en España, sino eres un director de renombre casi no existes mientras que en otros países, con crisis o sin crisis, siempre queda un hueco para los autores independientes. CINE es todo, es cine americano, cine español pero también cine asiático, cine balcánico o cine australiano. A veces parece que hayan países en los que no se hace cine y todo porque a nuestro país no llegan esas películas y los distribuidores solo piensan en las películas hiper-mega comerciales.

Aunque he hablado de varios temas, los he intentado entrelazar unos con otros y si la idea no ha quedado clara mi conclusión sería que el cine es cultura, sin cine una parte de la cultura no existiría y si ahora cierran los cines, es porque no hay dinero,  porque se ha visto a este mundo más como  un negocio que como una parte  de esa cultura. Ya  solo importa ganar dinero sea como sea, sin importar la calidad, sin pensar en TODOS los que amamos el cine y desde el momento en el que aislas a un grupo leal de amantes del cine obligándoles a ver el típico cine de las majors, eso ya causará un gran daño a ese mundo pero si a eso añades que el negocio no se puede mantener igual en épocas de crisis que en epocas de bonanza, llegará un momento en el que ese negocio explote y es lo que está ocurriendo. Solo espero que gracias a la crisis, muchos aprendan de ella y se consiga reconocer la verdadera finalidad de lo que es IR AL CINE.

"El cine no es un arte que filma vida, es cine está entre el arte y la vida"(Jean Luc Godard)

jueves, 23 de mayo de 2013

Y LLEGARON LOS 30.

Hoy es el día de mi cumpleaños. Para mí, no es un aniversario cualquiera. Hoy cumplo 30 años. Para unos, puede que sea una edad igual que cualquier otra, pero para mí, significa el definitivo paso a la madurez, a la estabilidad y a la quietud. Lo dice alguien, al que todavía le quedan muchas experiencias por vivir, por probar, que todavía siente que no ha exprimido la juventud al máximo (mi juventud hasta este momento) y que le quedan muchas cosas por hacer. Cuando echo la vista atrás, siento que estoy a punto de dar un salto al vacío, un salto hacia otra etapa de mi vida y que la anterior pasará a segundo plano y quedará como un mero recuerdo que solo evocaré a través de fotos en mi álbum y puedo que incluso a través de alguna canción. No reniego de esta nueva etapa, sino que siento como si todo hubiera pasado tan rápido que muchas cosas de las que quería hacer, no he podido llevarlas a cabo por falta de tiempo y que si las hago ahora, pueden ser malentendidas por alguna persona. Espero que no llegue ese momento porque para mí, sería frustrante que eso ocurriera.

En lo que a mí respecta, creo que me encuentro en un buen momento de mi vida. De un día para otro, me ha cambiado la vida en algunos aspectos y me han venido muchas cosas de golpe. En concreto, la oportunidad de vivir una gran experiencia que seguro que me enriquecerá mucho a nivel personal y profesional y el hecho de que en un mismo día, hayan aparecido dos personas muy especiales para mí, que estoy seguro que me cambiarán la vida de diferente manera, pero que sin duda, me dejarán huella y yo espero poder dejarles una huella imborrable a ellas. Siento, que han surgido en el mejor momento y aunque mi vida siempre ha estado llena de casualidades creo que si el destino ha decidido ponerlas en mi camino, por algo será.



Ahora es cuando llega el momento de hacer balance del pasado y mirar hacia delante para dejar paso al futuro. Primero, llegará Francia, después volver a mi ciudad, a mi ambiente y a ponerme manos a la obra a buscar una estabilidad laboral y económica que nunca he encontrado pero que anhelo. Creo, que si dispongo mi mente para proyectar todo lo que quiero conseguir en la vida, más tarde o más temprano lo lograré. Llevo toda mi vida luchando por encontrar mi lugar en el mundo y estoy seguro que ese día llegará. Al contrario que otras veces, soy positivo, miro al mañana de manera optimista, con una sonrisa y muy seguro de mis capacidades y de mis virtudes. Creo que la experiencia adquirida en estos primeros 30 años, me servirán para afrontar todo lo nuevo que se me viene encima con mucha entereza, muchas ganas de dar guerra (en el buen sentido de la palabra) y de aceptar y vivir las cosas tal y como vengan.

 
 
Cerrando ya ésta minireflexión, solo puedo decir que aunque me queden muchas cosas por vivir, por sentir o por experimentar no me arrepiento de nada por mi "vida anterior". y como bien dice la canción "lo mejor está por llegar"





Carlos Quiles.

jueves, 25 de abril de 2013

EL DESVELO

Una vez más, me he desvelado. No es que sea frecuente en mí pero cuando lo hago me da mucha rabia, porque ya me cuesta a veces dormirme, para que encima lo haga mal y me despierte a mitad de la noche sin saber cuando me volverá a entrar el sueño. Ahora mismo, creo que ni tomándome un somnífero sería capaz de dormir plácidamente y eso que en dos horas tengo que estar despierto porque me espera una jornada ajetreada.



 No sé vosotros, pero al menos yo, podría nombrar muchos de los motivos por los que me suelo desvelar. Aunque unos son más claros que otros, siempre parece que tienen algo en común y es, ese peso de la conciencia por algo que no hemos hecho bien (no quiere decir por eso, que nosotros seamos los culpables de ese acto, sino una situación que no hemos sabido manejar), por algo que ha ocurrido en nuestra vida y no hemos sabido o no hemos querido ver, por preocupaciones de la vida cotidiana que no dejan a nuestra mente descansar en paz y por una ansiedad manifiesta cuando algo importante en tu vida no te está saliendo como tu esperabas o imaginabas y tu mente intenta buscar soluciones pronto sin encontrarlas.

Muchos pueden ser que solucionen sus desvelos escuchando música, leyendo un libro, chateando por Internet o con técnicas de relajación. En mi caso, intento solucionar la situación, escribiendo sobre ello, para mí es como una terapia. Quizás, sacando a relucir como me encuentro, mi conciencia se siente satisfecha y me permite descansar un rato más, al menos hasta la hora justa en la que debería levantarme. 




Yo, nunca he sido de dormir mucho, incluso cuando me he acostado tarde. Aún muriéndome del sueño y provocándome que no tuviera los cinco sentidos en activo, mi cuerpo nunca o casi nunca me ha pedido dormir más allá de las ocho horas diarias que todos los expertos consideran para un buen descanso de la mente y del cuerpo. Creo que han sido casos muy excepcionales, en los que he sido capaz de dormir nueve o diez horas , pero poco más. Me gustaría pensar que no voy a acabar como otros, teniendo que tomarme dos o tres pastillas todas las noches para poder dormir aunque sean cuatro o cinco horas al día. Soy enemigo total de las pastillas y solo pensar en eso me aterra. 

Lo que no se si me aterra y por eso estoy donde estoy, es que esta noche he soñado dos veces que el perro doberman de una vecina venía siempre hacía mi y yo me tenía que encaramar a una valla para que no me mordiera y me hiciera picadillo. Lo más curioso, es que ninguna vecina de mi edificio tiene un perro de esa raza. 

En fin, me dejo de desvaríos y voy a ver si consigo caer otra vez en brazos de Morfeo. Que descansen.

Artículo escrito a las 6 de la mañana del día 25 de abril :) 

miércoles, 10 de abril de 2013

¿POR QUE LO LLAMAN ATENTANDO CUANDO QUIEREN DECIR ESCRACHE?

Desde hace algunas semanas, se viene hablando de los "escraches". Según tengo entendido, es el nombre que en países como Argentina, Uruguay y ahora España se les da a un tipo de manifestación pacífica, en la que un grupo de personas deciden defender sus derechos yendo al domicilio o lugar de trabajo de alguien a quién quieren denunciar. Es un método de protesta directa para dar a conocer a la opinión pública que es lo que reclaman y cual es el objetivo de sus reclamaciones. Ahora mismo, es la manera más directa de protesta y esto es lo que parece que ha hecho que la clase política se haya revuelto a favor y en contra y estén más activos que nunca en cuanto a declaraciones de unos y de otros.

 

Es sabido, que nuestros dirigentes, cuando lanzan discursos propios, muestran lo peor de si mismos y una gran falta de dialéctica en sus disertaciones. El problema es, cuando esas manifestaciones incluyen insultos como la de la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes que tildó a los de la Plataforma Anti-Desahucios de batasunos, o lo que es lo mismo, de terroristas o como mínimo, de defensores  del terrorismo, por hace un paralelismo. Aunque luego lo intentó matizar, todos los medios de comunicación, incluyendo redes sociales, ya se habían hecho eco de sus palabras y su rectificación llegaba tarde y de mala manera. No se les puede culpar a los ciudadanos de que insulten a políticos cuando estos, que supuestamente deberían estar al servicio del pueblo, actúan como si fuera la ciudadanía, la que está al servicio de los políticos. Yo no defiendo la violencia bajo ningún concepto pero si yo como ciudadano, siento que un dirigente político me compara con un terrorista o un asesino, por defender mis derechos legitimados en la Constitución, yo tengo todo el derecho a decirle a ese dirigente que está donde está para defender al ciudadano, no para insultarlo, ni degradarlo. Vivimos en una democracia secuestrada en la que los políticos nos quieren hacer creer que vivimos en una época de libertad, de defensa de nuestros derechos, de pluralidad, de respeto ideológico pero todo eso es mentira como se está demostrando. Al PP no le importan sus ciudadanos, solo le importa lo que piensa la Troika, con Angela Merkel a la cabeza, le da igual que hayan 6 millones de parados, solo le importa el déficit, eso sí, para los tropecientos mil asesores que se tiene en el gobierno, siempre hay dinero.


Cuando se hacen declaraciones como los argumentos que defienden alternativas a los desahucios, se lanzan voces en contra, diciendo frases como "pues que no se hubiera endeudado", "que hubiera alquilado una casa", "que no hubiera pedido una hipoteca". Esto quedaría muy bien decirlo, si no fuera porque durante años todos los bancos, constructoras y empresas relacionadas con este sector nos han convencido de que era más útil comprar una cosa que alquilarla. Ha sido explotar la burbuja inmobiliaria y se ha demostrado el engaño de esta medida, que ahora muchos ciudadanos están sufriendo. Se tienen que plantear opciones que permitan a esos desahuciados alquilar casas a precios más bajos o buscar vías para que puedan mejorar su situación. También se tiene que estudiar caso por caso porque lo que no tiene delito es que en este país, permitamos que a Urdangarín se le congele la hipotetca y a otros, incluso estando pagando su alquiler religiosamente, se le quiera desahuciar por ser la casa de renta antigua, por poner un ejemplo. Pueden haber arrendadores que necesiten la casa o recuperar el dinero impagado por diversas razones, en ese caso si veo lícito el desahucio pero en muchos casos, se debería de tener en cuenta cuales son las situaciones de los desahuciados y los desahuciadores e intentar llegar a un acuerdo. No entiendo como en este país en el que supuestamente llevamos más de 40 años de democracia, todavía estamos en pañales en muchos casos.

 

Ahora, ha salido una medida que exige a los escraches situarse a un mínimo de 300 metros de las casas de aquellos políticos a los que se les realice este tipo de acciones y bocas bien alimentadas como las de Ignacio Cosidó (no olvidemos que es el niño mimado del Ministro del Interior) ha expresado que las manifestaciones antidesahucios son "prácticas totalitarias" en declaraciones como ésta: “Hay actitudes de acoso e insulto, de agresiones verbales o físicas que son prácticas totalitarios y que requieren no solo la actuación de la Policía sino también una condena expresa de todos los que creemos en la democracia”, ha señalado Cosidó. Mi pregunta es ¿y las declaraciones de la señora Cifuentes llamando batasunos a los de la PAH? ¿A ella no le va a intervenir la Policía? ¿De verdad estamos en democracia o es eso lo que nos quieren hacer creer? Cada vez somos más los que estamos abriendo los ojos, ante ese estado totalitario que el PP nos quiere imponer y como no nos vamos a callar y no les tenemos miedo, nos quieren amedrentar, pero nosotros tenemos más fuerza y más firmeza y ellos solo tienen un poder que ni se merecen, ni saben manejar. Las amenazas de los dirigentes no van a detener a Ada Colau ni a los de la PH y ya han prometido una Primavera Verde. Ojalá que les vaya bien.

Si algún político, me considera un terrorista por defender mis derechos que se atreva a decírmelo a la cara si tiene vergüenza.



lunes, 8 de abril de 2013

SE LLAMABA SOFÍA

Cuando uno empieza a escribir una historia, intuye cuál es el principio, pero muchas veces desconoce, el final. Emprendí esta aventura sabiendo cómo deseaba que comenzara, pero me vi sorprendido por el desenlace. Esto es, lo que me sucedió. 

Un caluroso día de primavera, volvía con mis compañeros del viaje de fin de carrera por las islas griegas. Caminando por los pasillos del avión, me fijé en ella, observé su aspecto grácil, su mirada tierna y sus delicados gestos, parecía un ser etéreo, casi irreal. Su mirada azul, diáfana, de rubio cabello lacio y una sonrisa que cortaba la respiración se confrontaban conmigo, un modesto universitario de veintidós años, de poca estatura, con miopía galopante escondida bajo gafas negras de aspecto anticuado y para colmo, tartamudeaba cuando alguien desconocido me dirigía la palabra. A pesar de todo, cuando la vi las palpitaciones de mi corazón, fueron el incentivo para acercarme a ella. 

Me acerqué, con una excusa tonta conseguí romper el hielo. Al principio no fue fácil, como todo inicio, pero su interés en seguir la conversación dio un resultado más fluido. En perfecto español, dijo que se llamaba Sofía. Era ateniense de nacimiento, actualmente estaba viviendo en España por cuestiones de estudio y de trabajo. Me contó que había ido a Grecia para estar unos días con sus padres. Por mi parte, le indiqué el motivo que me había llevado a visitar su país, le expresé mi alegría y admiración por la belleza de los lugares que había tenido la oportunidad de contemplar durante el viaje. Ella, partícipe de la pasión que yo ponía al hablar de su tierra natal, inició un debate sobre las diferencias y semejanzas entre griegos y españoles. Poco a poco, el diálogo fue derivando hacia aspectos más personales y nos dimos cuenta de que nos unían muchas cosas. En España, residíamos en la misma ciudad. Teníamos las mismas aficiones, gustos y similares costumbres, pero en contextos diferentes. 

Hablar con ella era como verme reflejado en una espejo , aunque con otro físico, claro está. La charla fue tan amena y distendida que, cuando nos dimos cuenta, ya estábamos a punto de aterrizar. Yo tenía que reunirme con mis compañeros pero tuve tiempo de anotar su número de teléfono y su e-mail. Sonreí prometiéndole que pronto volvería a saber de mí. Rápidamente, regresé con mis amigos para preparar el equipaje y salir del avión. En el camino de regreso a casa, me preguntaba por qué el destino me había permitido conocer a Sofía.

Unos días después, la llamé y respondió de inmediato a mi propuesta de encontrarnos con mucho interés. Como si de un flechazo se tratara, en ese primer encuentro ya surgió el amor. Un amor, que se vería truncado por las adversidades del destino. 

Fueron muchas las citas que tuvimos. Cada día, me sorprendía de poder estar con una chica tan hermosa como Sofía, con la facultad de hacerme sentir que era alguien valioso para ella, aunque mi baja autoestima, hacía que me viera a mí mismo con un ser diminuto ante su imponente presencia, su contagioso optimismo y las enormas ganas de vivir de las que gozaba. Siempre fui alguien bastante negativo, con tendencia a ver el vaso medio vacío. Aprecié gratamente que fuera una persona más madura de lo normal para su edad, además de estar dotada de una inusual inteligencia y gran capacidad de observación. 

Un día, sin que ella diera más explicación, las cosas empezaron a cambiar. Dejó de llamarme, no respondía a mis mensajes ni me cogía el teléfono. Intenté saber de Sofía por todos los medios, pero me fue imposible. Parecía como si se la hubiera tragado la tierra. Me cuestionaba qué error había cometido para que no quisiese saber nada de mí, pero por que más que rebusqué para justificar su actitud, no me satisfacía ninguna respuesta. Sospeché que algo raro debía ocurrile para comportarse de esa manera, pero nunca que su repentina desaparición fuera ocasionada por algo tan trágico, como comprobaría más tarde.

 Tras varios días de incertidumbre, llamó para fijar una cita, ansiaba contarme algo importante. Accedí no sin cierta preocupación, pero decliné pedirle explicaciones de por qué había desaparecido sin decir nada. Se fijó la cita, a las siete de la tarde, en una tranquila plaza, para hablar seriamente. Colgué el teléfono y me sentí invadido por una mezcla de angustia y desasosiego. Presentía que algo no iba bien y no me equivocaba.

Llegué puntual al lugar acordado, pero ella quizás como todas las mujeres, se retrasaba. Me senté en un banco a esperar. Cada minuto de demora me ponía más nervioso e inquieto hasta que la vi aparecer demacrada, con los ojos vidriosos, como si su belleza se marchitara por momentos. La besé, castamente, en la mejilla, sin que ella atinara el más mínimo gesto afectivo. Nos sentamos en el banco donde había estado esperándola y casi sin poder hablar, soltó la brutal noticia: le habían diagnosticado un cáncer incurable, le quedaba poco tiempo de vida. En ese momento, todo lo que habíamos vivido juntos pasó por delante de mi como si fuera una película. Cuando me recuperé del desconcierto, decidí abrazarla fuertemente ofreciéndome por entero. Le hice saber que nunca la dejaría sola. 

Pasadas dos semanas del encuentro en que contó su estado de salud, está claro que no volvimos a ser los mismos. Yo la seguía considerando mi novia, mientras, ella parecía haber roto ese vínculo, tratándome solo como amigo, quizás, para mitigar el dolor provocado por su trágico futuro. Me convertí en mero espectador de su deterioro, sin que pudiera hacer nada contra el inevitable proceso de una persona cuando sabe que su final está cerca. 

Meses después, Sofía falleció en el hospital. Aunque siempre fue una mujer luchadora, el destino es más fuerte que nosotros y en esta ocasión, se convirtió en víctima de una dura batalla. Murió sostenida de mi mano, segundos antes la había oprimido tímidamente, ya sin fuerzas. Los días posteriores, la pena me invadió completamente, pero estaba seguro de que ella, desde el Cielo, velaba por mí para aminorar mi profunda tristeza. Siempre recordaré, que se llamaba Sofía, la sabiduría. 


Este es el primer relato corto que escribí para mi curso de Escritura Creativa en verano del 2011. Espero que os guste. 

lunes, 1 de abril de 2013

LO ESENCIAL: AQUELLO QUE ESTÁ MÁS CERCA DE LO QUE PENSAMOS.


Llevo mucho tiemo sin escribir en mi blog personal y desde hace ya unas semanas, me viene rondando una pregunta por la cabeza, un sentimiento, algo que yo creo que nos ha pasado a todos en alguna ocasión y que cada uno lo hemos resuelto de una manera u otra dependiendo de nuestra edad,  madurez, personalidad o manera de ser. Mi pregunta es la siguiente:

¿Os habéis sentido alguna vez vacíos por dentro? ¿Como habéis calmado esa sensación? ¿Lo habéis hecho con cosas materiales o de otra manera? A mi esto que os cuento me ha ocurrido en multitud de ocasiones. Afortunadamente, hace ya mucho tiempo que no me pasa pero siempre que hecho un vistazo al pasado, me vienen esos recuerdos.

El caso es que cada ves que discutía con mi padre o con mi familia y me encontraba en ese estado de tensión que uno guarda después de una discusión, calmaba mi desasiego yéndome a un centro comercial a comprarme una película o un disco o algo material, solo con la sensación de tenerla/o entre mis manos y saber que iba a poder ver esa película o escuchar ese disco, esa zozobra iba dispersándose. Esa compra, esos momentos de "shopping terapeútico" iban acompañados siempre de la compra y la ingesta de un buen pastel, un dulce, cuanto más cargado mejor. La idea de poder haber comprado algo y al mismo tiempo satisfaciendo mi necesidades "gastronómicas" era algo casi celestial, no tenía explicación. Se que suena a risa, pero estoy seguro que muchos de nosotros y de los que están leyendo esto ahora mismo, les ha pasado alguna vez.

Todos hemos vivido algún momento de desasosiego, de intranquilidad, de guerra interior y hemos reaccionado de manera diferente. Unos tomando alcohol, otros fumando y otros comprando cosas materiales como solución o vía de escape a nuestros problemas. Seguramente de haber contado hasta diez o hasta cien, no lo hubiéramos hecho pero las circunstancias, el momento nos impulsó a hacerlo, aunque luego nos arrepintiéramos sin poder hacer marcha atrás. Visto desde otra perspectiva, para mí, era una manera de actuar buscando una falsa solución a mi estado psicológico y emocional influenciado por mi inmadurez. Ahora, veo las cosas de otra manera, soy más fuerte psicológicamente y confío más en mi mismo y tengo más herramientas para solucionar aquellas situaciones que me provocan desazón. He aprendido a valorar más lo esencial de la vida, a apreciarlo más aunque muchas veces el carácter de cada uno nos ponga nuestras propias barreras para darnos cuenta de que es lo verdaderamente importante en esta vida.

 

Mi intención no es ponerme metasífico, ni dar lecciones de nada, sino dar a conocer una situación que solo yo pensaba que la vivía, pero que estoy seguro que a muchos de los que están leyendo esto o se encuentran a su alrededor, les ha pasado. Está claro que el dinero a todos nos ayuda, y nos proporciona felicidad pero debemos verlo más como un complemento que como algo primordial que debe acompañar a otro aspectos como el cariño de tus seres queridos, de tu familia, amigos, etc...No se trata de ser cursi, sino de valorar que cuando a uno las cosas le van mal, que es lo más importante que tiene, que es lo más esencial y con lo que siempre va a contar, cuando las dificultades sean mayores. En tiempos de crisis, uno tiene que aprender a saber valorar eso, no siempre es fácil porque cada persona es un mundo y con carácteres muy diferentes, pero no podemos obviar que no estamos para perder el tiempo, se trata de buscarnos el apoyo de aquellos que nos quieren, que nos respetan y que están con nosotros a las duras y a las maduras. Eso es lo verdaderamente importante.

 

Tampoco se trata de que los demás nos digan como actuar, como hacer  las cosas, pero si es necesario, nos comemos el orgullo, aceptamos nuestras equivocaciones  y seguimos los consejos ofrecidos por las personas que se encuentran a nuestro alrededor y valoran como somos. Un consejo de alguien con experiencia y curtido en mil batallas, siempre es necesario. Para mí, el amor, el cariño, la valentía, la seguridad y la amistad de mi gente y de todos aquellos que me importan es lo verdaderamente esencial en esta vida y creo que en eso, tú y yo estamos de acuerdo.

No me quiero despedir sin dejaros una preciosa canción llamada "L'essenciale" y que habla precisamente de eso, de lo importante que es el amor (en este caso de amor habla la canción) de nuestros seres queridos y sobre todo de aquella persona a la que hemos dado todo nuestro amor y hemos querido que siempre estuviera a nuestro lado, desgraciadamente sin poder conseguirlo. Espero que la disfrutéis: